Como siempre se suele decir: La nostalgia vende. Y la industria de los videojuegos bien lo sabe. Por lo que se ha vuelto moneda corriente revender versiones de los mismos juegos una y otra y otra vez, como en un ciclo infinito. En este sitio se han publicado decenas de noticias sobre diferentes remakes y eso que apenas llevo 6 meses publicando.

Y es por eso que la industria le da a la gente lo que quiere: un motivo para seguir haciendo andar la rueda del dinero. Razón por la cual Dragon Quest III HD-2D Remake se ha convertido en todo un suceso logrando vender más de 800.000 copias en su primer semana. Llegando a ser lo más vendido en el año en Japón.

De esta manera el clásico de Square Enix se ha asegurado el primer lugar en ventas en su país natal. Siendo la mayor parte de copias vendidas la versión para Nintendo Switch con más de 640.000 copias vendidas. Mientras que en PS5 apenas supera las 140 mil ventas hasta la fecha.

Y si bien es fácil tentar a fans más acérrimos al estilo Stacy Malibú con su sombrero nuevo, lo cierto es que Dragon Quest III HD-Remake se ve a simple vista como un remake muy bien ejecutado. Su fusión entre pixel art y gráficos 3D son una delicia para la vista. Además de las mejoras lógicas en apartados como las mecánicas que se han pulido para que sea menos tosco y una narrativa que ha sido revitalizada. Con estas características está a la vista que este Dragon Quest resulta el tipo de juego ideal para disfrutar en una consola portátil. Quizás sea por eso que haya pegado mucho más entre los usuarios de Nintendo Switch. Los cuales están mucho más habituados a los juegos de Rpg por turnos.

A lo que voy. ¿Es una artimaña para sacarnos guita a los treintones apelando a nuestra nostalgia? No hay ninguna duda. Pero en todo caso, ¿Es realmente posible resistirse a las experiencias que marcaron una época en nuestra juventud? La verdad es que aunque está a la vista que nos están encajando una historia que ya conocemos, es innegable que resulta un placer sumergirse en un mundo que añoramos. Y encima con un toque moderno. No se puede evitar el sentimiento de que gastar unos mangos valió la pena. Total al final de cuentas, los recuerdos y la diversión son de esas cosas que no tienen precio.

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